Tienes aquí una muestra de cuadros muy especiales. Lo son para nosotros. Esperamos que también para ti. En ellos se refleja el mundo del amor y de los sentimientos desde la óptica de la infancia, de esa mirada dichosa e inocente de quienes están por vivir sus mejores momentos, los niños y las niñas.
Vas a recorrer una suerte de sueños, donde no hay ni tiempo ni espacio, donde todo es un cúmulo de anhelos buenos. En este universo tan nuestro no hay estaciones, no hay etapas. Solo concebimos, si acaso, una, la de los primeros años, marcada por una tremenda ilusión.
Los cuadros están agrupados en unidades temáticas con un fondo de cariño. Todos entrelazan la pintura con la literatura en forma de poesía. Hay un tronco común, un nexo de unión entre la imagen y la escritura. Se procura que, juntas, evoquen aromas y hasta sonidos en un complemento colorista.
Hemos realizado esta muestra con el afán de jugar, en el mejor sentido, con la espiritualidad y con los ecos de la infancia. Ésta es el origen genuino, el momento del aprendizaje. En ella, sabemos, se sustenta la convivencia de los elementos más hermosos.
Los sentimientos que aquí puedes hallar son tan amplios y particulares que seguro que tanto en la pintura como en el plano literario se producirán mutaciones y planteamientos que variarán en el propio discurrir de la contemplación. El cuadro no será el mismo en función de la hora, del día o de nuestro estado de ánimo.
Les aseguramos que, desde ya, no habrá parada: estos sueños, los nuestros, aquí, en este ahora, no tienen estaciones.
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