martes, 7 de octubre de 2008
No podemos hacer otra cosa
Vertebramos la vida y la muerte sobre puntos tan frágiles como flexibles. Nos unimos en franca desgracia para asumir y afrontar que la unidad no conduce a la acción que sufraga las miserias a las que nos condenan los sueños doloridos. Nos preparamos para el ataque que nos deja sin corazón. Miramos a los ojos del universo que se escapa al puro galope, y dormimos, y lloramos, y sentimos. No podemos, por desgracia profunda, hacer otra cosa.
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