martes, 30 de septiembre de 2008

El hastío nos puede

Hace tiempo que me veo solo. No me quejo. Bueno, un poco sí. Estabas y no estabas, como yo, más o menos, con consultas extrañas que estamparon sus huellas en agonías vecinas. Nos quedamos con el alma en vilo, con el honor resistiendo a duras penas, con la memoria perdida por el paso del tiempo. No diremos más. Nos hemos ido agotando. Las consultas nos han desesperado, y ya no atendemos a razones, si quedan en parte alguna. No estás, como yo no he estado, como no hemos estado ninguno de los dos. Miro, contemplo con un cierto detenimiento, y aprendo que el sufrimiento no es cosa de un día. Te tomas la revancha del destino que yo mismo he marcado. Decimos ese adiós que no es despedida, ésa misma que no pronunciamos, y nos vamos sin música a otro comienzo que de momento no queremos en parte alguna. El hastío nos puede.

No hay comentarios: