Me presento en un trayecto que no alcanza orillas, que se mueve de manera incesante, mientras brillan el Sol y la Luna.
El humo de todo y de nada, adornado con las pasiones artísticas, configuran un pasillo cargado de espejos a ambos lados.
Mudo tonalidades que anulan los aspectos de una batalla en puro trance. No me amarro a ningún quehacer. Con mucha implicación, y con tantas contradicciones como el que más, me libero de trances y de esperanzas que son notarias de una evolución de la que me muestro orgulloso.
Mirad con el corazón, miradme con él, que ahí me encontraréis. Haya paz por doquier. La regalo con mi arte, humilde él y solidario, presto a configurar una sonrisa desde la emoción y la sorpresa. Amando no hay error posible.
martes, 26 de agosto de 2008
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